Ene 03, 2022 / 09:20

Salen a flote políticos chapulines

***El fenómeno de los políticos “chapulines” se observa generalmente dentro de cuerpos legislativos federales y locales, así como las alcaldías. Los gobernadores ofrecen pocos casos de esta conducta ya que el cargo de corte ejecutivo superior a una gubernatura es la presidencia, y quizás el caso emblemático sea el de Vicente Fox Quesada, quien dejó su cargo como gobernador de Guanajuato para contender en la elección presidencial de 2000, misma que ganó como abanderado de la Alianza por el Cambio conformada por el Partido Acción Nacional y el Verde Ecologista. Por razones obvias, el presidente mexicano no recurre a esta práctica, ya que el suyo es el puesto de elección popular más importante, representa la figura de jefe de Estado y jefe de Gobierno.

El abandono de las administraciones para buscar acomodo en otros cargos es un tema que presenta problemas por falta de incentivos. El déficit de éstos no explica la totalidad del fenómeno, pero tienen un papel dentro del mismo. El desarrollo de una carrera legislativa es poco atractiva a pesar de que ahora el Congreso de la Unión es más plural y permite la representación más amplia de las principales fuerzas políticas. A pesar de que esta condición pareciera ser un incentivo para que los legisladores buscaran volver a estos cargos, en la práctica se observa que ocurre muy poco. Uno de los factores que influían en la baja tasa de reincidencia legislativa es que antes no había reelección consecutiva, por lo que resulta poco rentable volver a competir por un cargo que se renueva cada tres años, lo que suponía que el diseño electoral era un fuerte desincentivador de la carrera legislativa.

Bajo este razonamiento, la reelección consecutiva de legisladores eliminaría uno de los obstáculos que provienen directamente del sistema electoral. Así, el representante que quiera llevar a cabo una carrera dentro del congreso se vería beneficiado por no tener que desempeñarse en periodos interrumpidos, mientras que los legisladores “chapulines” enfrentarían un mayor costo al dejar inconclusa su gestión, ya que entonces figurarían como agentes que aprovecharon su condición de congresistas, no para ganar experiencia legislativa o para servir como representantes de los distritos o entidades, sino para impulsar su propia carrera política como agente partidista.

No es cuestionable que un político tenga la ambición de obtener mejores cargos. A fin de cuentas, la renta del político consiste en ascensos dentro del aparato gubernamental. La crítica a los “chapulines” en el Poder Legislativo es que el congreso resulta un trampolín hacia otros cargos públicos más rentables y de prestigio para acumular experiencia política más que legislativa.

La reelección para los congresistas funciona entonces de dos maneras: ofrece una motivación para obtener mayor experiencia legislativa sin el “costo” de los cargos interrumpidos por ley, y evidencia a quienes ven en alguna de las cámaras un medio para preparar el salto.

El abandono de puestos gubernamentales para contender por otro, a través de una elección o por designación de un partido, seguirá siendo una acción polémica mientras continúe como una ventana de oportunidad para los políticos. Al ser algo que está permitido por el simple hecho de no estar prohibido, un “chapulín” tiene el riesgo de ser percibido como un oportunista, o como un individuo centrado sólo en incrementar su renta política. Pensar que los políticos van a legislar en su contra para prohibir los “saltos” es depositar mucha fe en un acto de voluntad política sin precedentes.

De tal suerte que estamos encaminados a ter políticos de carrera que de un cargo brinquen a otro y luego a otro con el fin de no desperdiciar su experiencia acumulado a lo largo de varios años en diversos cargos de representación popular.

Hay políticos queridos por los electores y es que saben jugar con las reglas de la política, pero son pocos los casos que se dan en la entidad veracruzana. Hasta da gusto verlos de boleta en boleta porque siempre un buen fin que es trabajar por el bien de sus representados.

CD/YC

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