Los científicos dicen estar cerca de resucitar una especie perdida
La era de la desextinción podría pronto ser una realidad
Los avances de la ingeniería genética y la biología sintética están haciendo que la resurrección de animales antaño perdidos en este mundo sea algo potencialmente tangible. Las organizaciones y empresas a la vanguardia de los esfuerzos de desextinción prometen éxito, y sorprendentemente pronto.
Esos esfuerzos acaban de recibir un impulso. Colossal Biosciences, la empresa biotecnológica que planea revivir al mamut lanudo, al dodo y al tigre de Tasmania, anunció el miércoles que obtuvo US$ 200 millones más en inversiones, con lo que su financiación total asciende a US$ 435 millones. Esta cuantiosa suma comenzó con US$ 15 millones iniciales en 2021, cuando el empresario Ben Lamm y el genetista George Church, de la Universidad Harvard, fundaron la empresa con sede en Dallas.
Dentro de una década o menos, el mundo podría ver aproximaciones de criaturas solo conocidas por fotografías en blanco y negro, exposiciones de taxidermia en museos y esqueletos fosilizados, con el objetivo último de devolver la fauna a su hábitat natural.
Sus defensores afirman que la resurrección de animales extintos está atrayendo a nuevos inversores con grandes sumas para la conservación. Este campo científico amplía los límites de la biotecnología de tal forma que permitirá salvar a otras especies en peligro y ofrece una forma prometedora de proteger y preservar mejor los ecosistemas actuales, haciéndolos en última instancia más resilientes a la crisis climática.
Sin embargo, los escépticos sostienen que se trata de un proyecto sin el suficiente escrutinio y caprichoso de millonarios cuyo dinero podría emplearse mejor en otras cosas. Los detractores también afirman que los científicos solamente podrán crear imitaciones insatisfactorias de animales extintos. Algunos expertos advierten que la cría y reproducción de estas criaturas podría poner en peligro a los animales vivos utilizados como modelos y a los ecosistemas en los que finalmente se liberarían los individuos resucitados.
“¿Quién no quiere ver un dodo? Dios mío, yo sí. Un mamut. Quiero decir, vaya, increíble”, dijo Melanie Challenger, copresidenta adjunta del Consejo Nuffield de Bioética del Reino Unido.
Challenger, autora de “How To Be Animal: A New History of What it Means To Be Human”, sostiene que la desextinción es un término fundamentalmente engañoso. “No es desextinción, es ingeniería genética de un nuevo organismo para que cumpla las funciones, en teoría, de un organismo (vivo) existente. No se está resucitando nada”, explicó. “Y a lo largo de todo el proceso, hay diferentes consideraciones éticas bastante escabrosas”, advirtió.
¿Es realmente posible la desextinción?
Los científicos son pioneros y están perfeccionando tres técnicas en sus intentos de revivir especies perdidas y raras: la clonación, la ingeniería genética y la retrocría tradicional, una forma de cría selectiva que trata de recrear rasgos perdidos de especies extintas.
De este conjunto de herramientas para la resurrección, la clonación tiene la capacidad de crear un animal casi idéntico genéticamente. La oveja Dolly se convirtió en el primer mamífero clonado hace casi 30 años, y recientemente los científicos clonaron con éxito un hurón de patas negras, una especie en peligro de extinción. Pero el proceso ha sido azaroso y es poco probable que sirva para intentar revivir animales que desaparecieron hace mucho tiempo.
La empresa neerlandesa Grazelands Rewilding cría un equivalente moderno del uro, una especie parecida al buey que aparece en pinturas rupestres prehistóricas. Este animal gigante desapareció de la naturaleza en el siglo XVII. Con el objetivo de restaurar los paisajes salvajes de Europa, el grupo utiliza métodos de cría tradicional, combinados con algunos conocimientos genéticos, para identificar los rasgos del buey en sus descendientes vivos: el ganado domesticado.
Ya en la séptima generación, los tauros, como se les llamó, se parecen genéticamente en más de 99% a los extintos uros, afirmó Ronald Goderie, director gerente del proyecto. Con el tiempo, los animales muestran cambios físicos, como un pelaje de color más oscuro, así como de comportamiento, como la forma en que responden a depredadores como los lobos.
Los científicos de Colossal están detrás de los proyectos más ambiciosos. Este equipo quiere resucitar al mamut, al dodo no volador y al tigre de Tasmania, un marsupial australiano que se extinguió en 1936. Colossal planea recrear estas criaturas editando el genoma del pariente vivo más cercano del animal extinto para crear un animal híbrido que sea visualmente indistinguible de su antepasado extinto. En el caso del mamut, ese animal es el elefante asiático.
Entre los inversores más destacados se encuentran Peter Jackson, director de “El Señor de los Anillos”, la socialite Paris Hilton, el exjugador profesional de fútbol americano Tom Brady y el golfista profesional Tiger Woods, así como empresas de inversión como Breyer Capital. La última inyección de efectivo procede de TWG Global, el vehículo de inversión de Mark Walter, propietario mayoritario del equipo de béisbol Los Angeles Dodgers y copropietario del Chelsea Football Club en el Reino Unido.
¿Cuán cerca están los científicos de revivir especies perdidas?
Con la inyección de capital, Lamm afirmó que el equipo de Colossal puede añadir otro animal extinto a su lista de pendientes, a medida que avanza en sus tres proyectos emblemáticos.
Entre los hitos más recientes figura la creación de las primeras células madre pluripotentes inducidas (iPSC, en inglés) para elefantes asiáticos. Este tipo especial de célula puede modificarse en el laboratorio para convertirse en cualquier tipo de célula de elefante. Se trata de una herramienta importante para que los investigadores modelen, prueben y perfeccionen los numerosos cambios genéticos que deben introducir para dar a un elefante asiático los rasgos de mamut necesarios para sobrevivir en un clima frío.
En el caso del tigre de Tasmania o tilacino, Lamm afirma que el ritmo de los avances ha sido más rápido de lo esperado. Los científicos de Colossal han podido realizar 300 ediciones genéticas en una línea celular de un dunnart de cola gruesa, que es el marsupial que Colossal eligió como especie base y futuro modelo. La empresa secuenció lo que Lamm describe como el genoma antiguo de mayor calidad hasta la fecha para cualquier animal.
El dodo está resultando ser el más difícil, según Lamm. Colossal ha establecido una bandada de palomas de Nicobar, el pariente vivo más cercano del dodo, que actuarán como donantes de células germinales primordiales que se editarán genéticamente para que tengan las características del dodo.
Sin embargo, muchos de los avances no se han publicado en revistas científicas, lo que significa que no pueden ser examinados por otros científicos, como es habitual durante el proceso de revisión por pares, y no se harán públicos para beneficio de la comunidad investigadora.
Según Lamm, la misión de Colossal como empresa no es publicar artículos científicos, un proceso que puede durar meses o incluso años. Sin embargo, dijo que un artículo sobre la creación de iPSC de elefante está siendo revisado por otros científicos. Los socios académicos de la empresa tienen previsto presentar a tiempo sus trabajos a las revistas, incluido el genoma del tilacino, añadió.
Colossal ha contratado a respetados científicos de alto nivel, y muchos otros expertos actúan como asesores, incluidos algunos inicialmente escépticos ante algunos de los objetivos de la empresa. Entre ellos figura la paleobióloga molecular Beth Shapiro, directora científica de Colossal, que actualmente está apartada temporalmente de su puesto de profesora de ecología y biología evolutiva en la Universidad de California Santa Cruz.
Shapiro tiene claro que la desextinción no es una solución a la crisis de extinción, pero cree que las herramientas biotecnológicas que ella y sus equipos desarrollen por el camino pueden aplicarse más ampliamente para proteger y restaurar especies y ecosistemas en peligro.
“Para ser claros, conseguir algo que sea 100% idéntico a un mamut desde el punto de vista fisiológico, genético y de comportamiento no es posible”, declaró a CNN en octubre. “Una vez que una especie se pierde, se ha ido, y tenemos que estar invirtiendo en asegurarnos de que las cosas no se extingan”, agregó.
Colossal recurre cada vez más a sus grandes fortunas para financiar iniciativas de conservación, como la labor para salvar la especie de rinoceronte más amenazada: el rinoceronte blanco del norte. La empresa también colabora en el desarrollo de una vacuna contra una enfermedad parecida al herpes que puede matar a los elefantes. Y Colossal se ha asociado con la organización conservacionista Re:wild para utilizar la biotecnología en sus proyectos.
Objetivos finales
El objetivo final declarado de Colossal para su proyecto mamut es un mundo en el que los híbridos elefante-mamut atraviesen el permafrost ártico comprimiendo la nieve y la hierba que aísla el suelo, ralentizando el deshielo del permafrost y la liberación del carbono contenido en este frágil ecosistema.
Es “absurdo” imaginar que manadas de elefantes adaptados al frío tengan un impacto significativo en una región que se está calentando más rápido que cualquier otra parte del mundo en el plazo necesario para marcar la diferencia en la crisis climática, afirma Christopher Preston, profesor de filosofía medioambiental de la Universidad de Montana.
No obstante, la recuperación de especies perdidas en ecosistemas frágiles tiene mérito como concepto, añadió Preston, que también es autor de “Tenacious Beasts: Wildlife Recoveries That Change How We Think About Animals”. Preston dijo que le impresionó el proyecto de tauros de Grazelands Rewilding, que visitó en el curso de su trabajo. Los hábitos de pastoreo de los cientos de tauros, cuyos rebaños también viven ahora en partes de España, República Checa, Croacia y Rumania, contribuyen a recrear un paisaje abierto en el que pueden prosperar otras especies.
Sin embargo, Clare Palmer, profesora de filosofía de la Universidad Texas A&M especializada en ética animal y medioambiental, señaló que los ecosistemas están cambiando rápidamente. En su opinión, traer de vuelta a los animales puede no funcionar si el paisaje ya no es el mismo.
“Tampoco conocemos bien las necesidades de bienestar de los miembros de especies extintas, y las crías, por ejemplo, no aprenderían de sus padres a cazar, buscar comida o relacionarse con los miembros de otras especies”, explicó Palmer.
Con información de: CNN
CD/WM
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