Jun 21, 2024 / 09:38

Arrepentidos quieren volver a la política

En la política como en los toros hay que saberse retirar a tiempo y saberse guardar cuando sea necesario. ¿Por qué tanta gente preparada y honesta prefiere alejarse de la política?
Mientras unos quieren salir otros arrepentidos quieren entrar y la pregunta sería que se necesita para volver a la política o confiar en la política y muchos de ellos responden:
Recuperar –aunque sea un poco– la confianza en las instituciones, la política, los partidos y los políticos. Combatir sin reservas, sin pretextos y sin hipocresías la corrupción imperante. Abonar en la atención de los grandes problemas sociales, particularmente en materia económica y de seguridad pública.

Es consecuencia, para enfrentar los retos actuales de la política mexicana harán falta algunas virtudes, capacidades y cualidades fundamentales adicionales a lo mostrado en campaña, aprovechar el tiempo de aquí a la toma de posesión para nutrirse internamente y acercarse al ideal del político íntegro, estadista, visionario y patriota que demanda la sociedad. La primera línea para recuperar la confianza ciudadana la constituye la cualidad más escasa en el mercado político que es la honestidad.

Tendrán que mantener un esquema permanente de fiscalización, transparencia y rendición de cuentas eficaz, imparcial y contundente, que siente las bases de una nueva moral republicana.

Desterrar la corrupción también parte de someter a fiscalización la actuación de empresas y grupos que negocian favores, son parte de los conflictos de intereses y han mantenido un círculo de privilegio sobre las finanzas públicas. A lo anterior hay que agregar compromiso social y demostrar que la palabra se cumple a cabalidad y que se trabaja sin descanso anteponiendo el interés social a las ambiciones personales. El oficio político requiere también de cercanía, empatía, proximidad y capacidad de respuesta ante un cúmulo de demandas sociales que ya no admiten pretextos ni demoras. La sociedad ya se cansó de fugaces romances electoreros en que todo son promesas; exige atención permanente, directa, congruente y realista.

Hacen falta mucha determinación, disciplina y coraje para sacar adelante la agenda social. Se requiere de fortaleza mental y espiritual, de valores sólidos para no apartarse de los ideales y promesas, una tarea muy compleja y difícil pero imprescindible.

Prudencia, mesura, tacto y sensibilidad.

Ya es hora de poner controles a permisos, licencias, viajes, asesores y gastos injustificados. Además, hay que contagiar a los amigos y familiares de una prudencia doble VIP, es decir, Virtudes Públicas, Vicios Privados. Con las redes sociales y los medios de comunicación actuales no existe alguna forma efectiva de reparar la reputación. Nada de excesos, ni de broma ni de foto; no hay razón para exhibirse innecesariamente. Si cometiste una falta, confiésala de cara a la sociedad, corrige, paga tu deuda, acepta el castigo y no dejes que tus rivales sean quienes te exhiban y se abroguen como tus jueces y verdugos. Se requieren políticos con capacidad para argumentar, debatir y conciliar; hábiles para incluir, sumar y armar consensos; con una agenda social clara; es imprescindible desterrar las alianzas perversas, el chantaje, el oportunismo y el nepotismo tanto de los partidos como de los grupos de interés. Urge armar grupos que se nutran de tolerancia, adaptabilidad, ecuanimidad y flexibilidad para darle pluralidad al desarrollo integral de México. Más que nunca, la política requiere de ejemplaridad.

Si bien es cierto que lo que pasa en el Congreso y en el gobierno es un reflejo y efecto de profundas crisis sociales, también lo es el hecho de que los liderazgos políticos deben pesar en la formación de conductas que reflejen la validez de las leyes y los principios que los sustentan. El avance de la corrupción merma las instituciones, pero también hace que la gente deje de creer, se sienta vulnerable y que no tenga referentes para evitarla. En el camino de la reconciliación necesaria entre ciudadanos y políticos deben estar la motivación recíproca, la corresponsabilidad y la unidad de principios.

Estabilidad, desarrollo y armonía se forjan cuando la sociedad y sus representantes se perciben cercanos; cuando el discurso coincide con la realidad cotidiana; se respetan los compromisos y se actúa con sentido nacionalista. En resumen, hacen falta mexicanos y mexicanas políticamente responsables, con honestidad sustentable, recubrimientos anticorrupción, energía moral limpia, visión y sensibilidad de barrido, presentes en redes sociales para dar resultados, rendir cuentas, reportar aciertos y que nos cuenten qué están haciendo en favor de la sociedad y cómo hacen para recuperar credibilidad.

Y es que ya cualquier persona ahora se dice que es político cuando nunca ha leído ni un periódico ni sabe cuando son las elecciones o las funciones de un presidente municipal, diputado federal o local.
Ellos creen, hay sus excepciones, que entrar a la política es para llenarse las bolsas de dinero, de impunidad, de tráfico de influencias. De traer camionetotas, de ir a comer a lugares lujosos.

Los políticos actuales no se quieren ensuciar los zapatos, no visitan las colonias, solo en campaña acuden a los mercados, ya queremos ver ahora a todos los candidatos que se tomaron fotos en mercados que vuelvan, si van a regresar, pero cuando vuelca a ver campaña.

Anteriormente el PRI tenía su escuela de cuadros, su centro de capacitación, no todo del PRI es malo, hay quienes afirmar que de acuerdo a los estatutos el PRI es el mejor partido del mundo, lo malo son los que los dirigen.

CD/YC

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