Hay mucho nerviosismo en los “Cuartos de Guerra” de los candidatos presidenciales y en algunos casos en los aspirantes a las gubernaturas, en unos más tranquilos, pero en otros andan muy acelerados.

Calma mucha calma. En una elección siempre gana el que menos errores comete. Faltan cinco días para que entren en una pausa y aún falta mucha “guerra sucia”.

En ambos equipos “echan las campanas al vuelo”, por estrategia tienen que decir que van ganando con el fin de entusiasmar a sus seguidores.

Ahora vayamos a lo siguiente:

¿Qué hacen los candidatos para atraer y convencer a los electores? ¿A qué tipo de estrategias recurren para posicionarse como la mejor opción?

Vargas comenta que la persuasión es el proceso de comunicación política mediante el que se trata de convencer a los votantes para que cambien sus actitudes, conductas y/o preferencias de manera libre y consciente. En toda democracia, el proceso electoral sirve para que los ciudadanos comparen, evalúen y seleccionen la alternativa que más convenga a sus intereses y que represente lo que -para ellos- debe ser un buen gobierno. Es por eso que los candidatos deben recurrir a diversas estrategias para entregar sus mensajes, posicionar su imagen y dar a conocer la oferta política que representan. Dentro del discurso, propaganda y propuestas de los candidatos es factible identificar las herramientas de persuasión a las que más se recurre con el objetivo de hacer más simple la decisión del ciudadano, así como para lograr penetrar en un mayor número de votantes.

1) Promesas. La idea básica de las campañas. Ofertar cambio, mejora, desarrollo, crecimiento, estabilidad, empleo, seguridad, la lista es infinita. No importa la dimensión, la viabilidad o el costo; los políticos prometerán lo que sea por un voto esperando que los electores confíen en que realmente les cumplirán. Esta estrategia no debería usarse si no hay compromiso e integridad por parte de los candidatos y cuando la corrupción aparece en las encuestas como uno de los principales problemas nacionales. Sin embargo, la adicción a confiar y creer sigue vigente.

2) Testimoniales. Consiste en recurrir a figuras famosas o populares que se presenten como apoyo de un candidato para lograr una percepción popular de arrastre, (si X recomienda a este candidato, entonces debe ser por algo bueno). Se puede usar la presencia en un evento o una gira y en redes sociales una foto, un mensaje, un mail, un video, el empaque es lo de menos. Lo importante es pasar como un candidato exitoso, respetado y cercano a figuras que la gente estima. Es necesario apuntar que los testimonios se pueden usar negativamente haciendo evidente la cercanía de un candidato con personajes o grupos políticos o delictivos. M fue el empleado más servil de X que ahora está encarcelado por corrupto; aquí esta Y en la boda de K uno de los 10 más buscados, por ejemplo.

3) Etiquetas. Calificar a un candidato como representante de los corruptos, las alimañas, la sociedad secreta que nos manipula; simplifica y hace más fácil la elección, los electores no querrán ser parte de esos calificativos, no tienen que perderse en un mar de propuestas, simplemente se dejan llevar, se alinean y se ponen del lado de los buenos, los trabajadores y los que son víctimas de los malos gobiernos. La decisión para el ciudadano es asignarse a sí mismo una calificación positiva sin tener que apostar por propuestas o personalidades.

4) Aspiracionales. Una dosis de motivación es fundamental, en este caso, se trata de provocar a la gente a no conformarse, salir de la mediocridad, a exigir un cambio, compararse con otros pueblos, lograr mejores cosas colectivamente, ser más como sociedad, construir un mejor gobierno, transparente, eficiente, íntegro. En este caso, el discurso suele ser muy crítico, pero a la vez propositivo. El voto sirve entonces a causas más grandes, más profundas y trascendentales.

5) Deuda-Recompensa. Usa tu voto para ajustar cuentas o para compensar. Los candidatos suelen apoyarse en las políticas, programas exitosos, logros y líderes emanados de sus partidos, cuando tienen buena calificación y reputación entre la ciudadanía. Sucede todo lo contrario cuando un mal gobierno se convierte en un lastre muy pesado para su partido y sus aspirantes en turno.

6) Historia ejemplar. El candidato se presenta como un emprendedor, un luchador incansable, una persona que viene de muy abajo, con una historia llena de altibajos, voluntad inquebrantable y disciplina, su patrimonio es fruto del esfuerzo, buenas calificaciones, impecable, amigable, devoto de la familia, patriota, deportista, culto, cultivado y multicultural.

7) Carisma. Es una herramienta muy útil, reduce el discurso, se gana por una mezcla de sentido del humor, personalidad, carácter, vitalidad, reputación, humildad, atracción, confiabilidad, liderazgo puro, los argumentos son secundarios, todo descansa en la percepción ciudadana rendida ante la eficiencia de la comunicación verbal y no verbal del candidato.

8) Minimización de la pérdida. En palabras simples, no eliges honradez sino sacar a los corruptos, votas por el menos malo. Se generalizan los males sociales y se culpa de ellos a un grupo, un partido, una organización o la suma de todos. El ciudadano debe elegir a quien parezca la opción menos dañina, todas en el fondo son iguales.

CD/YC