Mar 17, 2024 / 00:09

Orígenes de las expresiones que más usamos en México

Ciudad de México - Una vez me preguntaron que definiera a un mexicano en tan sólo una palabra, y a pesar de haber sido una pregunta sumamente complicada, teniendo en cuenta las múltiples características que nos pueden definir, la que más repetía mi cabeza era precisamente la palabra INGENIO.

Según la Real Academia Española, coloquialmente conocida como la RAE, la palabra ingenio proviene del latín ingenium y tiene alrededor de nueve definiciones distintas entre las que se encuentran “facultad del ser humano para discurrir o inventar con prontitud y facilidad” y “chispa, talento para ver y mostrar rápidamente el aspecto gracioso de las cosas”, descripciones que podrían definir de una manera muy asertiva a la idiosincrasia de los pueblos de la república mexicana.

Es precisamente esa chispa del mexicano que el comunicador y fundador del Museo Objeto del Objeto, Bruno Newman, celebra en su libro Las de endenantes, una recopilación de más de dos mil expresiones y frases que heredamos de nuestros abuelos y que nos muestran el ingenio lingüístico de los mexicanos.

Estas expresiones han pasado de generación en generación, son muchísimas y existe una para cada ocasión, pero,¿se han preguntado de dónde salieron?

Todos en México reconocemos quién es Benito Juárez y conocemos casi de memoria sus hazañas como presidente de nuestro país, pero ¿sabemos en realidad lo que el viento le hizo a Juárez? A pesar de existir varias versiones de esta popular frase, la más aceptada se encuentra en el libro Un indio zapoteco llamado Benito Juárez de Fernando Benítez. En esta biografía, el periodista mexicano relata una anécdota de la infancia de Juárez, cuando salía acompañado por sus amigos a cazar pequeños animales. Un día, embarcaron en una canoa y minutos más tarde fueron sorprendidos por un fuerte ventarrón. Los amigos de Juárez se asustaron y abandonaron la canoa nadando a la orilla, mientras que el niño que sería nuestro presidente años más tarde, se quedó y ‘aguantó’ el viento.

Sin embargo, hay gente que cree que esta frase está inspirada en una pintura del Benemérito de las Américas donde aparece él, impecable, mientras que en el fondo una bandera ondea como si estuviera siendo movida por el viento. Lo que sí sabemos a ciencia cierta, es que esta expresión hace alusión a la fuerza y firmeza incorruptible de Benito Juárez y hoy día se utiliza con frecuencia para expresar “no me hace nada” o “no me afecta”.

A darle que es mole de olla

Este refrán popular está basado en las características de este laborioso plato mexicano, muy típico de los estados centrales del país. Un guisado que mezcla diferentes cortes de carne con hueso, carne de cerdo y vegetales comunes de la región. Este platillo se elaboró por primera vez en México gracias a una combinación de chile ancho, pimienta, chocolate, pasas, plátano macho y caldo de guajolote. Cualquier persona que haya preparado alguna vez esta laboriosa receta sabe que debe cocinarse a fuego lento y con mucho mimo y cuidado, todo ello para obtener así una de las sopas más sabrosas de la gastronomía mexicana, de ahí que se le asocie con hacer las cosas bien hechas. Por esta razón, “a darle que es mole de olla” es una expresión común que significa realizar algo en el momento y con muy buena disposición, como cuando se va a preparar o a degustar un delicioso mole de olla.

A Chuchita la bolsearon

Varias veces hemos escuchado la curiosa frase que dice “no me vengas con que a Chuchita la bolsearon”, un dicho mexicano muy utilizado para dejar muy en claro que no estamos para admitir ningún tipo de excusa y deseamos que nos cuenten la verdad absoluta de las cosas. Sin embargo, en esta ocasión, esta frase nos lleva a hacernos un par de preguntas, ¿quién es Chuchita?, ¿por qué la bolsearon?

La versión más popular del origen de esta expresión, cuenta que Chuchita era una trabajadora doméstica de los tiempos de la Colonia. El trabajo de Chuchita consistía en ser la mandadera de la casa, por lo que diariamente debía acudir al mercado y comprar los víveres que el patrón necesitaba para su hogar. De esta historia se derivan dos hipótesis, la primera apunta a que Chuchita utilizaba el dinero que le había sido asignado para los mandados y se lo gastaba en bebidas alcohólicas. Chuchita, incapaz de afrontar su alcoholismo, regresaba a la casa diciendo que la habían ‘bolseado‘, es decir, que le habían robado.

La segunda versión apunta a que Chuchita, más que tener un problema con las bebidas espirituosas, utilizaba el dinero de la compra de una manera más filantrópica, es decir, ella tomaba el dinero que se le había asignado y lo repartía entre los más necesitados. Toda una Robin Hood en tiempos del México colonial. Lo cierto es que la primera documentación que existe sobre Chuchita se encuentra en la revista semanal El Chambeador, misma que se distribuía en la Ciudad de México en la década de los 70, y relata la famosa historia de Chuchita: una deudora que siempre solía inventar excusas a aquellos a los que les debía dinero.

Chiflando y aplaudiendo

Separar a una pareja de enamorados que se encuentran demostrando lo mucho que se quieren en público, es muy común en México, lo único que debemos hacer es decirles “chiflando y aplaudiendo” y listo, o se ríen o se separan, así de sencillo.

Esta expresión mexicana se utiliza desde hace muchos años, y aunque su objetivo es pedir a una pareja que deje de manifestar afecto enfrente de nosotros, el origen de estas palabras es completamente diferente a su connotación. Esta frase proviene de un antiguo oficio mexicano: los tlachiqueros, hombres encargados de extraer el aguamiel del maguey para hacer el pulque. Durante las largas horas de jornada laboral, los trabajadores solían dejarse llevar por la tentación de esta bebida, por lo que era común que repentinamente le dieran un sorbo al extracto. Para evitar esto, muchas haciendas implementaron que los tlachiqueros chiflaran mientras trabajaran, ello para demostrar que no estuvieran bebiendo y así se evitara disminuir las pérdidas del elixir. La frase ha evolucionado a lo largo de los años y hoy día tiene una connotación equivalente a “no tocar.”

Matanga dijo la changa

A todos los mexicanos alguna vez nos han arrebatado algo mientras nos exclaman victoriosamente “¡matanga dijo la changa!”, esta frase se ha colado tanto en nuestra idiosincrasia, que ha sido expresada en varias ocasiones en nuestra cultura popular. La Chilindrina de El Chavo del 8 y Homero de Los Simpson son algunos de los personajes que comúnmente la han utilizado. Lo cierto es que aunque esta expresión parece un juego de niños, artículos periodísticos explican. Que su origen se remonta hacia tiempos de la Colonia. El periodista Sergio Pérez Gavilán se preguntó el surgimiento de esta expresión, y su investigación lo llevó al puerto de Veracruz, el principal punto de entrada al Nuevo Mundo para el viejo Imperio español, convirtiéndose en uno de los puertos más importantes para la llegada de esclavos a América. “Matanga” era en realidad una palabra derivada de un designio español hacia las danzas musicales que los negros acostumbraban. De manera muy despectiva, los esclavistas se burlaban de los bailes tradicionales afirmando que “bailaban como changos al son de la matanga”. Por lo que “matanga” se entendía como estar en el baile y “la changa” se refería a aquel personaje que se aprovechaba de las personas que no se encontraban cuidando sus cosas.

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Con información de: Muy Interesante

CD/NR

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