Ciudad de México - Dragones, aves fénix y basiliscos: ninguna de estas bestias medievales se avistaron jamás en territorio mesoamericano. Colmada de pirámides y observatorios astronómicos, la línea del horizonte de las civilizaciones que poblaron el actual México no conoció castillos ni caballeros cruzados. Pero, ¿por qué no hubo Edad Media en México?

Para Maira Montenegro, historiadora del arte por parte de la Universidad Iberoamericana de la CDMX, esta pregunta está mal planteada de raíz. En entrevista exclusiva con Muy Interesante México, esto fue lo que nos dijo al respecto.

Antes de responder a por qué no hubo Edad Media en México, Montenegro explica que es importante definir qué es. “La Edad Media”, explica la especialista, “es una categoría historiográfica que se creó para estudiar un periodo histórico en Europa”. Temporalmente, se ubica entre la caída del Imperio Romano de Oriente y la modernidad temprana en Europa. Según los registros de Medieval Times, empezó en el año 476 d.C., y se extendió a lo largo de mil años. Fue un periodo de profunda exploración teológica, traducción de textos de filosofía griega y amplio desarrollo artístico.

Además, añade Montenegro, “estas categorías pueden ser controversiales o criticables,” ya que dependen del contexto local en el que fueron creadas. Dominada por la construcción de catedrales magníficas y sombrías, el Medioevo —u Oscurantismo, como también se le conoce al periodo— estuvo fundamentalmente influido por la expansión del cristianismo. De la misma manera, se caracterizó por ser una época de profunda violencia religiosa, y “gran agitación política”, documenta el medio, “lo que resultó en la fundación de muchos países europeos modernos”.

A grandes rasgos, se puede dividir a este extenso periodo histórico —que duró más de 10 siglos— en 2 etapas principales:

• Alta Edad Media, entre los siglos V y X
• Baja Edad Media, entre los siglos X y XV

De acuerdo con la Universidad de Valencia, la Alta Edad Media se caracterizó “por la lucha por la supremacía de los tres imperios coetáneos: el bizantino, el islámico y el carolingio”. En la última mitad, conocida como Baja Edad Media, las instituciones sólidas que se crearon durante los siglos anteriores comenzaron a decaer.

Sobre por qué no hubo Edad Media en México, Montenegro explica que “ésta es una categoría historiográfica para entender un proceso europeo, en un contexto con una tradición y etnias distintas”. A pesar de que hay teorías de que algunos dioses mesoamericanos se inspiraron en misioneros europeos, ninguna de ellas se ha sustentado con información fidedigna. El contacto que tuvieron los europeos con América sucedió, primero, en la región más septentrional del continente.

El único asentamiento ‘medieval’ que se conoce en América se dio en el año 1,021 d.C., tras la llegada de los vikingos a la actual isla de Terranova (Canadá). Sin embargo, la Universidad de Groninga (Noruega) confirmó en 2021 que esta población no prosperó realmente. Por lo cual, es prácticamente imposible que los navegantes nórdicos hayan alcanzado territorio mexicano en algún momento.

Medio siglo más tarde, cuando los invasores españoles llegaron a América Latina, el Medioevo ya avistaba su ocaso en Europa. Por ello, la historiadora del arte planeta una pregunta que le parece más interesante: ¿Por qué México debería tener una Edad Media? Para ella, esto responde a esta constante de “querer encajar en moldes europeos”, que parece “imponer una categoría colonial” a los procesos históricos propios del país.

Los historiadores y quienes se dedican a analizar estos procesos históricos deben adaptar estas categorías a cuestiones más locales, apunta Montenegro. En el contexto mexicano, ocurrieron procesos por completo desvinculados a Europa. Las líneas temporales mesoamericanas no tienen nada que ver con el desarrollo medieval, a nivel teológico, filosófico, ni científico. A final de cuentas, “la Historia no debe de ser como la europea”, concluye la especialista.

Maira Montenegro estudió la carrera de Historia del Arte en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México. Desde entonces, ha trabajado en galerías de arte y museos de la capital, y actualmente es maestrante del programa de Estudios Curatoriales en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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Con información de: Muy Interesante

CD/NR