Ciudad de México - Además de tomar parte activa en algunos de los frentes de batalla, las Adelitas también se encontraban en la retaguardia, apoyando a los revolucionarios en labores como enfermeras, cocineras y en la logística de las campañas.

El periodo de la Revolución Mexicana está repleto de personajes y anécdotas que le han dado vida a la historia de México. Este hecho se desarrolló entre 1910 y 1920, aunque sus raíces se remontan a décadas anteriores debido a las tensiones políticas, económicas y sociales que existían en el país. En la Revolución surgió un grupo de mujeres conocidas como Adelitas, que desempeñaron un papel crucial.

Además de tomar parte activa en algunos de los frentes de batalla, también se encontraban en la retaguardia, apoyando a los revolucionarios en labores como enfermeras, cocineras, lavanderas y en la logística de las campañas. Asimismo fungían como apoyo moral para los hombres que se encontraban heridos o anímicamente afectados.

Algunas Adelitas, también conocidas como Soldaderas, fabricaban uniformes y banderas. Algunas actuaron como espías, abastecieron de alimento a los campamentos, y se pronunciaron en contra de la injusticia social que oprimía a los jornaleros. Fieles a su valiente carácter, también lucharon por sus derechos como ciudadanas de México.

Se dice que algunas también se organizaron para llevar a cabo actividades como el periodismo, la fundación de clubs femeninos, el activismo político y la literatura. Como puedes ver su labor fue vital para la causa revolucionaria, pero también para reconocer el papel de la mujer en la vida social de México.

El origen de este apodo proviene de la canción "La Adelita", que se convirtió en un himno no oficial del conflicto armado. La canción exaltaba la figura de una mujer fuerte que seguía a su amado soldado hasta donde fuera. Así, la palabra Adelitas se usó para describir a todas las mujeres que participaban activamente en la Revolución.

También se debe en honor a Adela Velarde Pérez, considerada la primera Adelita que se unió a los batallones para apoyar a los hombres que luchaban a favor de México.

Adela Velarde Pérez nació el 8 de septiembre de 1900 en Ciudad Juárez, Chihuahua. Desde muy joven mostró su vocación para la medicina. Ello la llevó a que en 1915 se uniera a la Asociación Mexicana de la Cruz Blanca y después se enlistó en las filas de la División del Norte para hacer actividades de enfermería.

Existe una canción en su honor que forma parte del folclor nacional para reconocer la labor e historia de esta mujer. La historia detrás de la letra, rodeada de mitos, se centra en el trágico destino del sargento Antonio Gil del Río, novio de Adela, quien murió en Torreón llevando una cantimplora para auxiliar a los heridos.

Gil del Río en sus últimos momentos recitó versos apasionados a Adela. Le pidió que lo llorara y recordara por siempre, si moría en combate. Después le pidió que buscara en su mochila un regalo para ella. Adela extrajo una hoja de papel que tenía el corrido escrito especialmente para ella.

Otras Adelitas destacadas fueron Hermila Galindo, quien luchó por el desarrollo social de las mujeres, y Ángela Jiménez, Adelita reconocida por ser una experta en explosivos que no tenía miedo alguno a trabajar con aquellos artefactos por la causa revolucionaria.

No debemos olvidar a Petra Herrera, conocida como "La Generala", Adelita que destacó por su valentía y habilidades en el campo de batalla, liderando tropas y participando activamente en enfrentamientos armados.

Las Adelitas fueron mujeres comprometidas con la Revolución Mexicana. Contribuyeron significativamente al esfuerzo de guerra y al movimiento por la transformación social de México. Además de las Adelitas, hubo otras mujeres que destacaron en labores revolucionarias. Tales son los casos de las hermanas Carmen y Natalia Serdán, quienes fundaron clubes antirreeleccionistas; asimismo están las periodistas Elisa Acuña y Juana Belén Gutiérrez, que publicaron duras editoriales contra el entonces presidente Porfirio Díaz.

A pesar de que muchas mujeres fueron parte activa de la lucha revolucionaria, la Constitución de 1917 no les garantizó el derecho al voto. Fue hasta 1947 cuando el Presidente Miguel Alemán reconoció el derecho de la mujer a votar. Hacia 1955, el Presidente Adolfo Ruiz Cortines reformó los artículos 34 y 115 de la Constitución para otorgar a las mujeres mexicanas la plenitud en derechos civiles y políticos.

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Con información de: Muy Interesante

CD/NR