Feb 03, 2024 / 02:10

Origen y significado de la "Fiesta de la Candelaria"

Ciudad de México - En el altiplano peruano, cada febrero se despliega un espectáculo sin igual. Las tierras de Puno se transforman en un vibrante y colorido escenario, marcando el inicio de la ansiada Fiesta de la Virgen de la Candelaria.

La fiesta de la Virgen de la Candelaria concitó la atención de los extranjeros luego de que recibiera el reconocimiento de la Unesco. (Composición Infobae: PeruRail)

Esta festividad, que combina la tradición religiosa colonial con las costumbres locales, le brinda a Puno el título de la capital folclórica de América. Es un evento que va más allá de lo puramente religioso, convirtiéndose en una manifestación cultural que cautiva a locales y extranjeros.

En esta celebración, resalta un baile en particular: la diablada, una danza deslumbrante que es un símbolo distintivo de la devoción hacia la Virgen de la Candelaria. Más de 40 mil danzantes, acompañados por 200 bandas musicales, se juntan en las calles de Puno para expresar su fervor a través de vestimentas deslumbrantes y danzas. A lo largo de dos semanas completas, las calles se impregnan de vida y tradición. Sin embargo, es crucial comprender cómo se dio origen a esta tradición.

La Virgen de la Candelaria, también conocida como Nuestra Señora de Candelaria, representa una advocación mariana (los dones o atributos de la Virgen María) en la religión católica, con sus orígenes en Tenerife, España. Esta festividad, una de las más antiguas dedicadas a la Virgen, fue establecida por el papa Gelasio I en el año 496.

Se celebra 40 días después de Navidad, con el propósito de conmemorar la presentación de Jesús en el templo de Jerusalén. En la tradición judía, las madres aguardaban cuarenta días después del parto para purificarse y presentar al bebé ante las autoridades religiosas, simbolizado por una ofrenda y bendición de velas de cera.

Mientras que en nuestro país, la Festividad en honor a la Virgen de la Candelaria destaca como una de las celebraciones más significativa en el Perú, reconocida como Patrimonio Cultural e Inmaterial del país y de la Humanidad. Su día central es el 2 de febrero, extendiéndose a lo largo de dos semanas, con ensayos previos de tres meses.

De acuerdo con Juan De Orellana Rojas, la devoción por la Virgen de la Candelaria en el Perú tiene sus raíces en el pueblo de Huancané, en Arcani, al norte de Puno. La imagen ganó numerosos seguidores, logrando su traslado a la iglesia de San Juan de Puno, convirtiéndose en el Santuario de la imagen, superando en aceptación y veneración al propio patrón San Juan.

La palabra “candelaria” tiene su raíz en “candelero” o “candela”, términos que aluden a la luz sagrada que orienta hacia el buen camino, la redención y aviva la fe en Dios. Esta veneración trasciende fronteras, siendo compartida por países como Costa Rica, Cuba, Ecuador, España, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela.

Se dice que la devoción a la Virgen de la Candelaria llegó a Perú desde España. Los monjes, enfrentando el desafío de introducir la religión católica en la región, rodearon la imagen de la Virgen con una corona resplandeciente y colocaron la Luna en la parte inferior. Esta simbología respondía a la adoración del sol y la luna por parte de los incas en aquel tiempo.

“Los monjes no sabían cómo introducir la religión católica en la región. Por ello pusieron alrededor de la Virgen la corona del resplandor y en la parte baja, pusieron la Luna, porque en ese entonces los incas quechuas y aimaras veneraban al sol y a la luna. Entonces para los españoles se veneraba a la Virgen y para los nativos a su Inti y a su Quilla”, explicó Delbert Terán Dianderas, presidente de la Asociación Cultural Brisas del Titicaca.

Aunque entendemos cómo la sagrada imagen llegó a Perú, persiste la incertidumbre, ya que existen múltiples representaciones de la Virgen María. El nombre “candelaria” se vincula a un episodio específico en la vida de la madre de Dios.

La Virgen de la Candelaria adquiere su denominación por la vela encendida que sostiene en su mano derecha. Además, en esa misma mano lleva una canasta con dos tórtolas, ofrenda que simboliza la purificación de la maternidad después de los 40 días del parto, siguiendo la tradición judía. En su brazo izquierdo carga al niño Jesús para presentarlo en el templo de Jerusalén.

En 1967, el escritor peruano, José María Arguedas, hablaba sobre la cultura de Puno al describir la magnífica diversidad de danzas en la región. Estas expresiones artísticas, según el autor, fueron el único lenguaje permitido para la población dominada y tienen raíces profundas en una tradición milenaria. El desfile de danzas puneñas en las calles y la Plaza de Armas de Puno son el espectáculo más impactante y significativo que Arguedas haya presenciado.

“En ninguna región del Perú y sin duda de América Latina pueden encontrarse tan variadas y tantas danzas como en Puno… La danza y el canto fueron no solamente el único lenguaje permitido a la población sojuzgada, sino que además están sustentados en una tradición milenaria. Esas formas de arte fueron en la antigüedad el lenguaje predilecto de la multitud. Por eso el desfile de las danzas puneñas en las calles y Plaza de Armas de Puno fue el espectáculo más impresionante y cargado de significado que vi nunca”, escribió el poeta.

Siguiendo la visión de Arguedas, las danzas tienen un origen prehispánico, pero durante la colonización, las manifestaciones religiosas locales, como las takis o danzas, se utilizaron en el proceso de evangelización. Las coreografías se convierten en un medio privilegiado para explorar la cultura y los valores de quienes participan en ellas. Cada representación busca transmitir temas específicos, desde hechos cotidianos hasta sucesos históricos o batallas bíblicas.

  • Cada danzante, a pesar de ejecutar las danzas de manera grupal, debe reflejar carisma mediante la alegría y la fuerza de los pasos, o la suavidad según lo exija la coreografía.
  • La festividad de la Virgen de la Candelaria es la celebración más grande de Perú, congregando a numerosos danzantes, músicos y espectadores. En el estadio Enrique Torres Belón de Puno, se realiza un concurso de danzas autóctonas.
  • El traje que llevan los danzantes es crucial, ya que su correcta colocación no solo refleja elegancia, sino que también evita posibles molestias durante las prolongadas ejecuciones de las coreografías.
    La edad del danzante se refleja en la cantidad de su cuerpo cubierto por el traje; generalmente, mientras más cubierto esté, mayor es su edad.
  • La calidad interpretativa de la banda que acompaña a los danzantes es esencial durante la puesta en escena. Un sonido débil podría opacar la danza o generar confusión.
  • La festividad de la Virgen de la Candelaria tiene una conexión con la Pachamama (madre tierra).
  • Existen varios mitos sobre la preparación de los tamales; uno sugiere que si no se cocinan completamente, puede ser indicativo de que la persona que los hizo estaba triste o llorando.
  • La tradición de vestir a los niños Dios se remonta al virreinato, donde las monjas vestían a los niños para exhibirlos en la iglesia, siguiendo la práctica de vestir a la Virgen María.

Con información de: Infobae

CD/NR

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