Dic 20, 2023 / 08:51

La oferta política

***Al político que se le aplaude de más pierde el piso y eso le está haciendo mucho daño al país.
Que la motivación no sea ser candidatos o candidatas sino ver por un mejor país. No activistas políticos de Facebook. Deben hacer labor. Aprender a dialogar. Los jóvenes tienen poder y son importantes que no se desanimen.

Bien lo decía María del Rocío Pineda Gochi. En la jerga política se ha vuelto muy trillada una parte del refrán o frase popular que dice: “Prometer no empobrece…”, curiosamente se omite –con toda la intención o por desconocimiento– la segunda parte que dice “…es el dar el que aniquila”. Este dicho queda muy claro con la frase de “Las palabras no cumplidas no cuestan nada, pero no siempre se quiere cumplir con la palabra dada”.

Desafortunadamente, las campañas políticas se han vuelto una fiesta de promesas y palabras empeñadas que buscan una simpatía fácil con el electorado, sin importar su viabilidad jurídica, económica y política.

Es tan sencillo enlistar los problemas del país, buscar temas polémicos, echar la culpa a los de enfrente y proponer soluciones pragmáticas, que aunque estén fuera de toda realidad, no concuerden con sus plataformas políticas –que registraron ante las autoridades electorales– y contradigan sus postulados ideológicos, lo importante es que sean polémicas, radicales y novedosas.

Este tipo de promesas fáciles –de difícil cumplimiento, por decirlo de la mejor manera– empeñadas al calor de los mítines, han caído en un exceso total, y para algunos candidatos, ha representado una alta rentabilidad política. Lamentablemente, lo único que generan es una gran distorsión de la realidad que afecta de múltiples maneras a la sociedad, más allá de los resultados inmediatos de un proceso electoral.

La oferta política se ha degradado a políticas asistencialistas, privilegiando modelos populistas, que por donde se les analice, han tenido resultados regresivos. Se quieren resolver problemas de un país de más de 130 millones de mexicanos y una amplia gama de derechos –algunos de quinta y sexta generación– con modelos económicos de principios de los años cincuenta.

Lo cierto es que México ha cambiado, a pesar de sus grandes problemas de pobreza y desigualdad, corrupción, dependencia petrolera, baja productividad, analfabetismo e inseguridad, las expectativas y el potencial como país son una realidad.

El problema es que los dichos de campaña de algunos candidatos son oportunistas. Es una contradicción total, transitar a un nuevo estadio dando pasos hacia atrás.

CD/YC

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