Oct 05, 2023 / 11:16

Las 13 competencias que se han perdido en el ámbito político y son indispensables para el éxito de un gobernante

***Abusados. 13 competencias para tener éxito en política:
Liderazgo. Un buen político tiene que ejercer el liderazgo tanto con su propio equipo, un aspecto clave para poder desarrollar estrategias y políticas, como a nivel social.

Compromiso. Un político tiene que estar siempre al servicio de los ciudadanos, y ese compromiso debe ser manifiesto en todo momento, incluso en su vida privada.

Lealtad. Parece un valor a la baja en este mundo en el que podemos pensar que todo se compra y se vende. Pero la sociedad sigue valorando la lealtad hacia sus ideas, propuestas y los intereses generales.

Confianza en sí mismo. Para ser un líder y saber guiar tanto al partido como a la sociedad, hay que tener una gran confianza en uno mismo.

Iniciativa. La sociedad está cansada, aburrida, de crisis económica, paro, corrupción, problemas sociales, sueldos bajos…

Saber escuchar. ¡Qué importante es saber escuchar a todos los niveles! Por un lado, a nivel interno, es importante escuchar y dejarse aconsejar por los equipos. Por otro, a nivel social, a los políticos se les achaca que viven en sus torres de marfil al margen de lo que pasa en la calle, atendiendo como mucho a lo que se dice en los periódicos o en Twitter.

Comunicar. De nada sirve tener muy buenas ideas, o realizar una gestión impecable si no sabemos comunicarla.

Resolución de conflictos. Vivimos una época conflictiva. Los viejos esquemas que dominaban el mundo se han diluido dando paso a nuevas formas de organización, nuevos partidos, nuevas sensibilidades, nuevas formas de comunicarse. Un buen político debe ser capaz de manejar y resolver los conflictos o, al menos, reducir la parte agresiva y convertir un conflicto en una oportunidad para todas las partes.

Ser capaz de negociar. Muchos políticos solo saben enfrentarse.

Innovación. Esta sociedad necesita cambios y soluciones diferentes a las que se aplicaban hasta hace poco. Entre las habilidades más importantes en este momento deberían ser la innovación y la creatividad a la hora de aportar nuevos proyectos y la manera de solucionar los problemas.

Gestión de las emociones. Un buen político debería ser capaz de tener una buena gestión emocional (ojo, eso no significa que un político se deshumanice). Simplemente, se trata de que el político que gobierna una institución, y en consecuencia, el destino de miles de ciudadanos, no debería dejarse llevar por sus emociones, enfados, miedos o crisis personales a la hora de decidir.

Empatía. El hecho de saber ponerse en lugar de otras personas y conocer sus necesidades y sus emociones ayuda a llegar a acuerdos y a gestionar tomando decisiones en la búsqueda del bien común y no el propio.

Adaptabilidad. La sociedad actual es volátil. Lo que está de moda hoy, mañana no lo está. Las decisiones aplaudidas por la mayoría, pueden ser condenadas de repente por un vuelco de la opinión pública en las redes sociales.

CD/MF

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