Oct 26, 2021 / 08:00

Evangelio del día 26 de octubre de 2021

Martes, 26 De Octubre
Martes de la trigésima semana del Tiempo Ordinario
Calendario ordinario


Santos Luciano y Marciano San Witta de Bürberg

Evangelio según San Lucas 13,18-21.

Jesús dijo entonces: "¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo?
Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas".
Dijo también: "¿Con qué podré comparar el Reino de Dios?
Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa".

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


BulleBeato María-Eugenio del Niño Jesús
carmelita, fundador de Nuestra Señora de Vida
La unión transformante (Je veux voir Dieu, Ed. Carmel, 1949)

La gracia santificante es como levadura

La apelación de unión transformante evoca en primer lugar la regeneración espiritual y transformación completa del alma por el amor. El alma “se vuelve divina y Dios por participación” (cf. San Juan de la Cruz, Cántico Espiritual, 27). Su unión con Dios es tal que llegan a ser “dos naturalezas en un mismo espíritu y amor de Dios”. La plenitud de esas palabras libra sus secretos a la luz de definiciones de la gracia santificante y sus propiedades.
La gracia santificante dada por el bautismo es una participación real a la vida divina. Entra en nuestra alma, establece su sitio en la sustancia como cualidad entitativa y toma posesión de las facultades por las virtudes infusas. No queda en la superficie como un barniz o al exterior como un injerto que prolonga el tallo. Ella es realmente infusa y penetra en la profundidad como un cuerpo simple, como aceite derramado y levadura, de los que no se puede parar la acción y la penetración invasoras. El alma y las facultades son a la vez envueltas y penetradas por esta vida divina. La vida espiritual es esta progresión conquistadora de la vida divina por invasión progresiva. La gracia es verdaderamente ese grano de levadura que una mujer pone en tres medidas de harina. (…)
Ella sólo transforma para unir más a Dios. Unión y transformación van juntas. Tal es la propiedad esencial del amor y esta gracia es caridad, como Dios es amor. (…) La gracia o amor que invade el alma y la transforma es participación creada de la naturaleza divina. Pertenece al alma y permanece diferenciada de Dios. Sin embargo, ella es dada para unir al principio del que procede. Ella tira el alma en el brasero infinito que es Dios mismo y la mantiene por una unión constante como en su elemento vital.

CD/JV

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