La percepción del derechohabiente Juan “N” con respecto al órgano mas sensible del “elefante reumático que ya está caminando” que es la atención a la salud del IMSS es contraria a la de AMLO. Su peregrinar empieza desde que una madrugada lluviosa se empezó a “revolcar” en su cama por un dolor agudo en el abdomen y que le recorría hasta la espalda. Como pudo, caminó hasta la avenida más próxima de su casa y se traslado en un taxi a su clínica de primer contacto al servicio de urgencias. Ahí el médico, después de suministrale analgésicos fuertes para el dolor, le sugirió que debía hacerse un ultrasonido de manera urgente para descartar que fuera un padecimiento de la vesícula u otro órgano que requiriera cirugía.

El urgenciólogo le aconsejo que se fuera hacer los estudios de ultrasonido de manera particular, “por qué de aquí a que se los practicara el IMSS iban a pasar semanas”. Juan “N” siguió el consejo del medico y en cuanto abrió sus puertas la institución privada que realiza estudios de imagenología don Juan “N” se presentó con la indicación que ordenaba un rastreo pélvico. El especialista al realizar la ecografía le dijo que le habían aparecido dos tumores en el riñón izquierdo. Por protocolo de atención a Juan “N” personal de la clínica le hicieron firmar un oficio donde se daba por enterado que requería atención especializada inmediata, ya que la masas neoformativas eran sospechosas de malignidad.

Ya con las evidencias e interpretación de las mismas Juan “N” acudió con su medico familiar al que le tuvo que suplicar que lo enviara al especialista que correspondía, pues la primera respuesta fue que no había agenda abierta para esa especialidad. Y, a tanto insistir lo mandaron con cirugía general a la clínica que le corresponde.

La tramitología para acceder a una especialidad en el IMSS no es fácil, pues tuvo que pasar un mes para que lo atendieran en cirugía general. Después de revisar los estudios particulares que se había hecho don Juan “N” el cirujano general le ordeno una tomografía para confirmas lo de los tumores, después de otro tanto de días se le practicó la tomografía.

La siguiente cita, otro tanto día más, se le envió con el urólogo para que diera el diagnostico definitivo: quitar el riñón con tumores por el riesgo que se propague el mal.

Lo mas grave del caso que la siguiente cita con el urólogo para decidir fechas para la operación se la dieron para dentro de medio año.

Como dicen los abogados “justicia tardía no es justicia”, así como el derecho humano a la salud que llega tarde ya es un derecho violentado.

De tal suerte que si sigue la propuesta del ejecutivo de implementar el modelo de Dinamarca para la atención en salud y en el próximo sexenio se cumple el sueño danés, quien sabe dónde este don Juan “N”. Por lo que la atención medica como en Dinamarca va a tener que esperar.

CD/YC