May 20, 2023 / 07:57

Evangelio del 20 de mayo del 2023

¿Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

Sábado, 20 De Mayo
Sábado de la 6a semana de Pascua
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Beato Anton Durcovici , Santa María de Cuba Más…

Evangelio según San Juan 16,23b-28.
Aquél día no me harán más preguntas. Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi Nombre.
Hasta ahora, no han pedido nada en mi Nombre. Pidan y recibirán, y tendrán una alegría que será perfecta.
Les he dicho todo esto por medio de parábolas. Llega la hora en que ya no les hablaré por medio de parábolas, sino que les hablaré claramente del Padre.
Aquel día ustedes pedirán en mi Nombre; y no será necesario que yo ruegue al Padre por ustedes,
ya que él mismo los ama, porque ustedes me aman y han creído que yo vengo de Dios.
Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo el mundo y voy al Padre".

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

San Juan María Vianney (1786-1859)
presbítero, párroco de Ars
Sermón para el 5º Domingo de Pascua (Sermons de Saint Jean Baptiste Marie Vianney, Curé d'Ars, II, Ste Jeanne d'Arc, 1982), trad. sc©evangelizo.org

La oración es la fuente de nuestra felicidad
Mis hermanos, nada más consolador para nosotros que las promesas que Jesucristo nos hace en el Evangelio: todo lo que pediremos al Padre en su Nombre, nos lo acordará (cf. Jn 16,23). No sólo nos permite de pedirle lo que deseamos, sino que nos lo manda, nos lo ruega. Dijo a sus discípulos "Ya hace tres años que estoy con ustedes y no me piden nada. Pídanme, para que su alegría sea perfecta" (cf. Jn 16,24). Esto nos muestra que la oración es la fuente de todos los bienes y toda la felicidad que podemos esperar sobre la tierra.
Según esto, hermanos, si somos tan pobres, tan faltos de luz y de los bienes de la gracia, es porque no rezamos o rezamos mal. (…) No nos asombremos que el demonio haga todo lo posible para que no realicemos nuestras oraciones o para inducirnos a que las realicemos mal. Él comprende cuanto el infierno teme a la oración y, también, que es imposible para Dios rechazar lo que le pedimos en la oración. ¡Cuántos pecadores saldrían del pecado si tuvieran la felicidad de recurrir a la oración! (…) Una oración bien hecha es un aceite perfumado que se difunde en toda nuestra alma y ella ya puede sentir la felicidad que gozan los bienaventurados en el cielo.

CD/GL

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