May 12, 2023 / 09:04

En política todo es poco creíble

Se hacen diagnósticos a la carta, basados en datos inventados, no contrastados, que difieren según el color político del cristal con que se mira, y por tanto se quiere hacer ciencia basándose en datos no contrastados.

Los mismos datos, sean sobre lo que sean, son interpretados de forma radicalmente diferente por los políticos. Esto es una clara demostración de lo inconsistente que puede llegar a ser la política.

Además, la política es una gran creadora de promesas. Todos recordamos el famoso “puedo prometer y prometo”. Prometo que si gobierno, prometo que seré implacable contra…, prometo que subiré o bajaré tal impuesto, prometo que las pensiones subirán, prometo…todo lo que se les ocurra. Y cuando alguno de los “prometedores” alcanza el poder, se sacan otra de las grandes frases del gran Groucho Marx, “Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”.

Todos los candidatos hablan de sanidad, entre otras cosas. Y lo hacen para prometer lo posible y lo imposible. Más personal, más camas, más financiación, más cobertura, universalidad, tratamientos ilimitados, todo lo necesario. Y recuperar lo perdido, y si uno dice 10, el otro dice que 15, ¡será por prometer! Los que no tienen posibilidad de gobernar prometen. Y los que pueden ser alternativa cierta de gobierno, estos prometen con cautela, no sea que luego les recordemos lo que decían. En fin, todo es una gran mentira, una farsa que se repite en cada época electoral.

La política es una pseudociencia basada en grandes mentiras. Cuando se hacen las cuentas básicas, todo es más que dudoso. Si le preguntas a un político, ¿y todo eso que promete con qué dinero se pagará? ¿Cómo es posible eso si además dice que bajará impuestos? Estas y otras muchas preguntas se les pueden hacer, y siempre contestarán lo mismo. Si ahorramos de esto o de lo otro, si suprimimos gastos superfluos, si luchamos contra la evasión fiscal, etcétera.

A muchos les gusta la política, siguen la política, se sienten inmersos en el día a día de la política. Pero eso no significa que se crean todo. Desde jóvenes han vivido de lleno los avatares políticos, desde la transición hasta la actualidad. Lo triste es que después de todos esos años, todo es igual. Promesas incumplidas. Pero seguirán votando, eligiendo a quién prometa lo que quieran oír, disculpando a “los nuestros” y manteniendo este sistema basado en las mentiras, las falsas promesas, el engaño consentido, y siempre con la esperanza de que esta vez será la última. Parece que los nuevos partidos traen frescura, pero no en el sentido del aire fresco, más bien en el del más de lo mismo. Más cerca del “quítate tú para ponerme yo” que ahora nos toca a nosotros.

CD/YC

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