Narciso Bassols García, jurista, político, maestro y fundador y colaborador de publicaciones periódicas, nació el 22 de octubre de 1897 en Tenango del Valle, Estado de México, falleció el 24 de julio de 1959 en la Ciudad de México, “víctima de tremendo accidente, en plena madurez cuando todavía tenía mucho que dar al pueblo de México, a los pueblos del mundo. Su muerte causó sorpresa y pesar profundo entre todos los hombres progresistas de México y de otras naciones”, escribió Jesús Silva Herzog en La vida y la obra de Narciso Bassols (1963).

Bassols estudió en la Escuela Nacional Preparatoria y después en la de Jurisprudencia. Fue secretario general de Gobierno del Estado de México con el gobernador Carlos Riva Palacio (1925-1927). Autor del proyecto, posteriormente aprobado por el Congreso, de Ley de Dotaciones y Restituciones de Tierras y Aguas, conocida como la Ley Agraria reglamentaria del Artículo 27 constitucional.

Ocupó en 1929 la dirección de la Facultad de Derecho, donde fundó la sección económica, germen de la Escuela Nacional de Economía, creada por Enrique González Aparicio en 1935. En este cargo duró muy poco tiempo. Tuvo la idea peregrina -dice Silva Herzog- de que los estudiantes debían estudiar, obligándolos a presentar exámenes trimestrales. Los presuntos abogados manifestaron su inconformidad con airadas protestas. Bassols no cesó en su empeño porque tenía la convicción de que la medida era buena y debía cumplirse. Los estudiantes consideraban que se les perjudicaba al obligarlos a prepararse mejor para servir a la sociedad. Resultado: La huelga universitaria de 1929. Bassols se vio obligado a renunciar. Dejó la dirección con la cicatriz de su fracaso, pero seguro de haber cumplido con su deber.

Fue encargado de la liquidación de los antiguos bancos de emisión, cuando el Banco de México asumió en exclusiva esa función (1930-1931).

Secretario de Educación Pública con los presidentes Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez, dio impulso a la enseñanza rural y reformó los planes de estudio, a la vez que emprendió una lucha contra las escuelas particulares porque no cumplían el lineamiento constitucional de la enseñanza laica.

Pasó a la Secretaría de Gobernación donde renunció cinco meses después para no verse obligado a firmar el decreto que permitía el funcionamiento de casas de juego en la capital de la República (mayo-septiembre de 1934).

Al asumir Lázaro Cárdenas la presidencia del país lo nombró secretario de Hacienda y Crédito Público, y durante la crisis Calles-Cárdenas presentó voluntariamente su renuncia por “lealtad al general Calles”.

Fue ministro de México en Londres en 1935.

De regreso a México fundó la Editorial Revolucionaria, la cual publicó entre otros libros: Bajo el hacha del fascismo de Gaetano Salvemini, con prólogo del propio Bassols, y Puede durar el capitalismo de Frederick Allen, con prólogo de Jesús Silva Herzog.

Al mismo tiempo- en aquellos meses de 1937- colaboró con Vicente Lombardo Toledano en la Universidad Obrera de México participando en la dirección de la revista Futuro, uno de los órganos del plantel.

Viajó a España para ayudar a los republicanos de ese país al frente de la delegación de México.

Posteriormente el presidente Cárdenas lo designó ministro de México en Francia. En ese cargo, “Millones de libras esterlinas -dice Wenceslao Roces- pasaron por sus manos sin cuentas, sin justificantes posibles, pero sin marcarlas con un sólo chelín”.

Desgraciadamente –apostilla Silva Herzog- no puede decirse lo mismo de otros representantes de México en París en años posteriores.

En las postrimerías del cardenismo retorna a México, y en el inicio del régimen de Ávila Camacho funda la “Liga de Acción Política” y edita el semanario Combate en el cual escribe semanariamente algunos de sus mejores artículos políticos, siempre valientes, lúcidos, penetrantes.

El semanario Combate se hizo con fondos de los cinco amigos que lo fundaron: Narciso Bassols, Víctor Manuele Villaseñor, Ricardo J. Zevada, Emigdio Martínez Adame y Manuel Mesa Andraca. Y no obstante que dedicaban todo el tiempo, o la mayor parte de su tiempo, al semanario, ninguno de ellos cobró nunca un sólo centavo por su trabajo… Combate fue un periódico de oposición al gobernador; mas siempre con buenas razones, con ideas claras, con moderación, con honradez, y como resultado de las opiniones políticas, económicas y sociales de sus redactores, todos hombres convencidos de que México debía desenvolverse de conformidad con los ideales de la Revolución iniciada en 1910. El semanario dejó de publicarse por razones financieras: “Un periódico honrado, triste es decirlo, nunca puede ser buen negocio en los años de confusión ideológica y de corrupción moral en que vivimos”, anotó Silva Herzog.

En 1943 fue candidato a diputado por el Distrito Federal propuesto por la Liga; participó en 1947 en los trabajos de fundación del Partido Popular del cual fue vicepresidente durante dos años; fue representante de Lázaro Cárdenas en el congreso fundacional del Consejo Mundial de la Paz, en París, 1949; se desempeñó como asesor del presidente Adolfo Ruíz Cortines y renunció por su desacuerdo con la devaluación monetaria de 1954.

Perteneció a diversos organismos internacionales.

Sus colaboraciones editoriales se encuentran en Excélsior y El Universal; así como en la Revista de América y Hoy.

CD/YC