Abr 13, 2023 / 06:52

Evangelio del 13 de abril del 2023

¿Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

Jueves, 13 De Abril
Jueves de la semana de Pascua
Calendario ordinario
San Martín I , San Marcelino Embrun

Evangelio según San Lucas 24,35-48.
Los discípulos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes".
Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu,
pero Jesús les preguntó: "¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas?
Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo".
Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies.
Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: "¿Tienen aquí algo para comer?".
Ellos le presentaron un trozo de pescado asado;
él lo tomó y lo comió delante de todos.
Después les dijo: "Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos".
Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras,
y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día,
y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados.
Ustedes son testigos de todo esto."

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Beato Columba Marmion (1858-1923)
abad
La oración monástica (Le Christ Idéal du Moine, DDB, 1936), trad.sc©evangelizo.org

"Les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras" (Lc 24,45)
¿Dónde encontraremos las palabras de Jesús, estas palabras que deben ser el agua que "se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna"? (Jn 4,14). Primero, en el Evangelio. Ahí escuchamos a Jesús, Verbo encarnado, lo vemos revelar lo inefable en palabras humanas, traducir lo invisible en gestos comprensibles para nuestros débiles espíritus. Sólo tenemos que abrir los ojos, disponer nuestro corazón para conocer su claridad y gozarla. (…)
El Antiguo Testamento ya revela que Cristo Jesús "era ayer, tanto como es hoy y será mañana" (cf. Heb 13,8). ¿No está escrito que es de su persona que Moisés ha hablado? ¿No citó frecuentemente las profecías que le conciernen? Los Salmos desbordan de él, al punto de ser, según una bella expresión de Bosuet "un Evangelio de Jesucristo expresado en cantos, afectos, acción de gracias, deseos piadosos" (Elevación sobre los misterios, Xº Semana, 3º elevación).
Cristo nos revela todo el tesoro de la Escritura. En cada una de sus páginas leemos su nombre. Sus páginas son plenas de él, de su persona, perfecciones, gestos. Cada una nos dice su amor incomparable, bondad sin límites, inagotable misericordia, sabiduría inefable. Nos revelan las riquezas insondables de su vida y sufrimientos, los supremos triunfos de su gloria. (…)
Para que esta palabra sea en nosotros "viva y eficaz", que toque realmente el alma y sea fuente de contemplación y principio de vida, la tenemos que recibir con fe y humildad y con un deseo sincero de conocer a Cristo y unirnos a él para caminar en sus huellas. El conocimiento íntimo y profundo, la percepción sobrenatural y fecunda del sentido de las Sagradas Escrituras es un don del Espíritu, don precioso que Nuestro Señor, Sabiduría eterna, ha comunicado a sus Apóstoles en unas de sus últimas apariciones (Lc 24,45).

CD/GL

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