Mar 01, 2023 / 09:23

La anécdota de Julio Scherer que desembocó en el libro "Estos años"

***El gobierno de Carlos Salinas logró una serie de reformas económicas que hicieron suponer un progreso ascendente de México y, cuando se aproximó el momento para iniciar el proceso electoral, el priismo versus Salinas, ungió a Luis Donaldo Colosio como su candidato en diciembre de 1993. Las fisuras que abría la oposición con información, empezaba a dar muestras del crecimiento de la pobreza y la fragilidad de la prosperidad pregonada. Colosio, comentaría en privado a un periodista que no “disponía de espacio”; a lo cual éste agregó: “Era evidente su condición de precandidato amarrado a los altos poderes de la República” Sin embargo, se conformaba Colosio al advertir: “Mi protesta como candidato será el punto de arranque. Hasta marzo”. En efecto, el día seis de dicho mes, cuando rindió protesta como aspirante a la Presidencia, pronunció un discurso en el cual denunciaba el atraso del país y de su gente, de las injusticias, el envilecimiento de funcionarios y condenaba la corrupción, entre otras cosas. Esa misma noche “Lo vi eufórico. Se lo dije”, escribió Scherer. Al repetirle a éste unos fragmentos de su pieza oratoria, le espetó:

—Una pregunta, Luis Donaldo –lo interrumpí en plena carrera.
Agitado, me vio en súbito silencio.
—¿Conoció el presidente tu discurso antes de que lo pronunciaras?
—Espero que me comprenda.
—¿Conoció tu discurso?
—No.

Es decir, esa pregunta la hacía porque era una costumbre del aspirante del partido oficial, que recibiera el visto bueno de la presidencia en un discurso tan importante. Con esa anécdota concluyó Scherer el libro que intituló Estos años. Diecisiete días después, en la ciudad de Tijuana, Colosio cayó asesinado a manos de un homicida solitario, según las investigaciones. A escasos cuatro meses de las elecciones, el PRI debía nombrar nuevo candidato.

El tiempo y la circunstancia eran complicados. El primero de enero de 1994, el levantamiento en Chiapas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional; el 23 de marzo el asesinato de Luis Donaldo Colosio; y en lo económico, la realidad comenzaba a mostrar la fantasía salinista. Por primera ocasión surgieron protagonistas políticos que levantaron la mano para señalar al posible sucesor, es decir, querían arrebatarle un segundo y nuevo derecho a Salinas para indicar al sucesor.

En el velorio de Colosio comenzó el nuevo y acelerado proceso sucesorio del candidato priista donde salió Zedillo.

CD/YC

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