Feb 05, 2023 / 08:40

En México hay partidos verdaderos

Han pasado treinta años, algunas reformas, cambios en la estructura de los partidos, el nacimiento de algunos otros, la alternancia en el poder, etcétera, y hoy podemos hablar de que en México existen partidos políticos verdaderos: organizaciones institucionalizadas, nacionales, vivas, estables y articuladas, con coherencia ideológica y solidez estructural y organizativa, que representan una tradición política, que abrigan liderazgos auténticos e innegables, y que buscan el poder por la vía electoral, es decir, grupos políticos que se presentan a elecciones y que mediante éstas pueden colocar a sus candidatos en cargos públicos.

Sin embargo, existen en el país una serie de factores que, unidos, provocaron durante la elección presidencial del año pasado una crisis que tuvo todos los elementos para ocasionar una ruptura institucional del régimen político. Esos factores, que parecen haber pasado, siguen latentes dentro de buena parte de la sociedad en México y no existen actualmente garantías políticas para que en un futuro inmediato pudiesen impedir consecuencias aún más graves.

que las anteriores. Es más, de julio de 2006 a la fecha, los partidos se han visto incapaces de mostrar a los ciudadanos caminos ciertos que conduzcan a la integración de la república y que asegure bienestar a la sociedad, así como paliativos a la pobreza.

Entre estos factores sobresalen: la desconfianza, la corrupción, la desigualdad económica, los focos de ingobernabilidad, la ineficacia gubernamental, la pobreza, los liderazgos fuertes y carismáticos y, sobre todo, la debilidad y mala imagen de la política, de los políticos y de los partidos políticos. A lo largo del presente ensayo, buscaremos dar una proyección mínima de que los partidos políticos representan y significan en el régimen democrático; ejemplos de otras naciones en los cuales los factores antes señalados provocaron un retroceso de la democracia liberal y representativa; y demostraremos cómo, mediante una real y efectiva democracia interna de los partidos políticos proyectada de manera eficaz hacia el resto de la ciudadanía, se pueden generar mayores índices de confianza y aceptación hacia los políticos y los políticos y conseguir como consecuencia el fortalecimiento de la democracia. La democracia como forma de organización de la sociedad y del poder contiene, entre sus elementos, el régimen competitivo mediante procesos electorales. Por tanto, una de las instituciones más importantes de cualquier democracia son los partidos políticos. Un partido, es decir, un grupo organizado de ciudadanos que comparten una posición ideológica y busca tener la oportunidad de ejercer el poder político de manera legítima.

En la actualidad, se da prácticamente como un hecho que, como las elecciones significan juego entre partidos, no hay democracia sin partidos políticos, que estas maquinarias electorales son irremplazables y fundamentales actores del juego democrático.

Son los partidos políticos los principales articuladores y aglutinadores de los intereses sociales (de la relación entre la sociedad civil y el Estado), que participan en la lucha por el poder político y en la formación de la voluntad política del pueblo a través de los procesos electorales.

De esta manera, los partidos políticos son organizaciones de ciudadanos que tienen como propósito último la conquista del poder.

Agencias que agregan diversos intereses y los articulan alrededor de un proyecto político, que se somete a la consideración de los electores y, en caso de ganar la mayoría de votos y llegar al poder, se transformará en la directriz principal de la acción de gobierno durante el tiempo de su encargo. Son institutos eminentemente políticos, porque sus cuerpos doctrinarios y programáticos tienen que ver con una concepción particular del poder y de la manera de ejercerlo. Organizaciones que se dan los ciudadanos, en ejercicio de sus derechos políticos, como el de pensamiento y asociación.

La competencia electoral es la única vía para el acceso al poder y el partido político es el medio para participar en ese proceso, por lo que hemos de considerar que no son posibles elecciones sin competidores, ni competencia sin partidos. Un sistema competitivo es aquél donde se disputan elecciones, donde existe incertidumbre electoral, permite al votante la última decisión sobre la integración de los gobiernos, donde las elecciones importan y son la fuente del gobierno, donde el ciudadano tiene el poder del voto y su voluntad es decisión.

CD/YC

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