Nov 06, 2022 / 09:24

Anécdota de Jesús Reyes Heroles

***No tiene desperdicio el libro titulado “Orfandad el padre y el político” de Federico Reyes Heroles donde habla parte de la vida y obra de su padre el tuxpeño Jesús Reyes Heroles. En los siguientes seis días se abordarán algunas anécdotas de don Jesús como muchos le llamaban con respeto.

Con mucha frecuencia se escuchó decir que Reyes Heroles era un político muy hábil y sagaz.
Sin duda era zorro, olía coyunturas, escapaba de las trampas. Tenía la malicia necesaria para ser un gran político. Pero en eso muchos le ganaban. Por ejemplo, Luis Echeverría Álvarez, mucho más malicioso, era perverso. Reyes Heroles no se acercaba a ese territorio e incluso fue víctima de esos extremos. A continuación dos historias que ocurrieron el mismo día.
Reyes Heroles presidía la Asamblea del PRI en el Cine Alameda. La ruta para la selección de candidato de ese partido establecida por Reyes Heroles era, primero el plan y después el hombre, el hombre idóneo para administrar el plan. En eso empeñó muchos meses, en consultas, mesas y giras. Era una forma de atenuar el “Dedazo” y también de ordenar ideas. Desde fuera se miraba al “Dedazo” como algo muy sencillo, pero la verdad es que sí había consultas a los sectores. Fidel Velázquez y los otros líderes eran reales y en todas las postulaciones de gobernadores el juego era complejo. Primero el plan, después el hombre. En ningún momento intentó imponer a un candidato, pero sí matizar el proceso unipersonal de decisión, por lo menos hacia afuera.
En fin, el hecho es que ese día Reyes Heroles tenía cita con el presidente en Los Pinos a la una treinta, si no me falla la memoria escribe Federico Reyes Heroles. Es decir, terminaría de presidir la Asamblea frente a cientos de personas y de allí se iría a su cita. En esas estaba cuando entró el teniente Herrada, personal cercano a Reyes Heroles, y frente a todo mundo le susurró al oído. Con extrañeza Reyes Heroles le contestó algo. Herrada salió del escenario.
Un miembro del Estado Mayor Presidencial había llamado para solicitar que Reyes Heroles se pusiera al teléfono, al presidente le urgía. La respuesta de Reyes Heroles a Herrada fue muy clara, por favor explíquele que estoy presidiendo, que en la primera oportunidad me reporto.
Herrada transmitió el mensaje. El presidente necesita urgentemente hablar con el licenciado, fue la reacción de Los Pinos. Herrada regresó al presídium y transmitió el mensaje. Con molestia y preocupación se levantó. Qué había tan importante como para pararlo de la conducción de la Asamblea.
Tomó el teléfono, el ayudante pasó la bocina al presidente. Chucho, nada más para confirmar nuestra cita a la una y media. La maniobra estaba hecha, había exhibido ante la Asamblea que Los Pinos mandaban. Sólo el presidente podía levantar a Reyes Heroles, y lo hizo con toda puntualidad. Eso va más allá de la astucia.
Horas después llegó Reyes Heroles a Los Pinos y sin más le dijo, permíteme presentarte a nuestro candidato. Tomó la bocina y dijo, que entre, y apareció José López Portillo. En ese momento le pidió su renuncia al PRI. Pónganse de acuerdo para el destape, y los dejó unos instantes solos. En un par de minutos, López Portillo, conocido de Reyes Heroles de viejo —de la facultad y como profesores— le dijo, no entiendo, Chucho, por qué tu remoción. Acuérdate de Maquiavelo, serás un “príncipe encorsetado”, le lanzó Reyes Heroles. De inmediato entraron Juan José Bremer e Ignacio Ovalle. Reyes Heroles quedó incomunicado toda esa tarde. La verdadera maniobra del destape la había coordinado Echeverría directamente. Si eso es ser un político hábil, Reyes Heroles no lo era, y nadaba entre tiburones.

Otras: