Oct 04, 2022 / 08:00

Evangelio del 04 de octubre de 2022

¿Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

Martes, 4 De Octubre
Martes de la 27ª semana del Tiempo Ordinario
Calendario ordinario
San Francisco de Asís , San Félix Valois

Evangelio según San Lucas 10,38-42.
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa.
Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude".
Pero el Señor le respondió: "Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas,
y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada".

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897)
carmelita descalza, doctora de la Iglesia
Manuscrito autobiográfico C, 36 (Manuscrit autobiographique C, 36), trad.sc©evangelizo.org

“María ha elegido la mejor parte”
Un alma abrasada de amor no puede estar inactiva. Como santa Magdalena, permanece a los pies de Jesús, escuchando sus palabras tiernas e inflamadas. Parece que no da nada, pero da mucho más que Marta, que anda inquieta y nerviosa con muchas cosas y querría que su hermana la imitase. Jesús no reprende a Marta por los trabajos. A esos trabajos se sometió humildemente su divina Madre durante toda su vida, ya que tenía que preparar la comida de la Sagrada Familia. Jesús querría corregir sólo la inquietud de su ardiente anfitriona.
Así lo entendieron todos los santos y especialmente los que han llenado el universo con la luz de la doctrina evangélica. ¿No fue en la oración donde los santos Pablo, Agustín, Juan de la Cruz, Tomás de Aquino, Francisco, Domingo y tantos otros amigos ilustres de Dios extrajeron aquella ciencia divina que cautivaba a los más grandes genios? Un sabio decía: «Denme una palanca, un punto de apoyo, y levantaré el mundo». Lo que Arquímedes no pudo lograr, porque su petición no se dirigía a Dios y porque la hacía desde un punto de vista material, los santos lo lograron en toda su plenitud. Por punto de apoyo el Todopoderoso se dio Él mismo, únicamente Él. Y como palanca, la oración, que abrasa con el fuego del amor. Así levantaron el mundo. Así lo siguen levantando los santos que aún militan en la tierra. Hasta el fin del mundo, así lo seguirán levantando los santos que vendrán.

CD/GL

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