Sep 16, 2022 / 10:20

La imagen política debe ser de liderazgo

Muchos de los que aspiran a algún cargo de elección popular tienen ganado el 50 por ciento en caso que hayan empezado a construir su imagen política con anterioridad. Nada es de la noche a la mañana. Se vale soñar.

¿Qué es la imagen política? En política, la imagen es un recurso, un instrumento, una herramienta, un proceso y un método para acceder al poder; para competir por él; para ejercerlo y para conservarlo.

Como recurso, instrumento y herramienta, la imagen política debe ser utilizada de manera estratégica, oportuna y eficiente. La calidad de la misma depende precisamente del poder que pueda generar, es decir, de la influencia, liderazgo, dominio, privilegios, distinciones, oportunidades y seguidores leales que produzca y todos estos conceptos no son bienes que se puedan obtener de manera comercial o publicitaria.

En Veracruz y en todo el mundo la imagen política es un proceso, pero su fin último no está relacionado en nada con la estética sino con el poder y el poder entendido como la capacidad de algunos para hacer que otros hagan lo que en condiciones normales no harían. El poder se estableció para que algunos -unos cuantos- puedan influir en las decisiones de otros -las mayorías-, lo que implica establecer un orden de las cosas y recibir un trato social diferenciado como consecuencia de ello.

Modelo de la imagen política. Aspectos políticos. La imagen política debe ser ante todo, de liderazgo, pero de liderazgo de servicio. Un político debe ser una persona con tacto, sensibilidad y habilidad que cuide sus alianzas, sus vínculos con grupos u otros actores. Cuide sus compromisos, fije prioridades y actúe con miras a proyectos de largo alcance, ya que muchos caen presas del poder y se dejan llevar por falsas percepciones, en términos populares se marean en un ladrillo. Otros agregarían como dijera Paquita la del Barrio…¿Me estás oyendo inútil?

La imagen de un político debe ser la de una persona que atraiga a las masas, que proyecte seguridad y confianza en sí mismo, debe ser un negociador eficiente y saber conducir a los grupos, agregándolos en torno a su proyecto social.

La imagen política debe seducir y persuadir, debe ser capaz incluso de polarizar y manipular la opinión pública cuando le es adversa, sin faltar a la verdad y la honestidad.

Ante sus opositores, un político debe ser tal que su fortaleza no esté a discusión, debe mantener una actitud sobria y digna.

En política hay reglas certeras, los enemigos son siempre reales y muy pocas veces se puede medir su fuerza. Los amigos son pocos; de hecho, muy escasos. Potencialmente, todos los aliados, no son tales hasta haberlo comprobado. Los intereses cambian, fluctúan y en política, muy frecuentemente los intereses suelen imponerse sobre los valores. Si usted puede interpretar esto adecuadamente o tenerlo en mente siempre, prevalecerá en la competencia política, si no, corre el riesgo de durar poco en este ámbito.

Los valores que la sociedad debe percibir en un político como parte de su imagen están relacionados en primer lugar con la confianza y la credibilidad.

La verdad, la honestidad y la integridad deben formar parte de su reputación y prestigio. Se debe ser el primero en respetar y exigir el respeto de la ley, las normas y las autoridades. Entre otras cosas, nadie debe dudar de su nacionalismo, su sentido de pertenencia, identidad y orgullo por lo popular.

El político actual debe ser humanista, debe tener sensibilidad y alto sentido de la tolerancia. Más que nadie el político está obligado a mostrar solidaridad con los grupos marginados y ser guardián de la pluralidad y la diversidad ideológica de estos tiempos.

La imagen política se proyecta también de acuerdo a las instituciones sociales como la familia, la unidad social y las formas culturales, costumbres y creencias de las regiones y localidades.

Aspectos psicológicos. La emoción ha prevalecido siempre sobre el raciocinio en la determinación de las preferencias políticas. Las masas populares reaccionan mejor a los estímulos de fácil asimilación que los políticos les envían. De tal forma que la imagen política debe conectarse a formas de percepción ligadas a la emotividad de las mayorías.

De un político es importante cuidar que su aspecto y su manejo en los medios de comunicación le proyecten como un ser humano sensible, con carisma y también con una gran capacidad de autocontrol ya que ello le permitirá ser percibido como una persona equilibrada, moderada, imparcial y objetiva.

El político actual debe ser un comunicador muy efectivo, un motivador que se convierte en el difusor central de las emociones, como un nuevo predicador debe contagiar a sus seguidores, debe alentarlos y debe de orientarlos, por lo tanto, debe ser una persona extrovertida, adaptable, flexible, empático, optimista y asertivo.

En cada saludo, abrazo o contacto que una candidata o candidato tengan con sus electores debe expresarse su calidez, su fuerza, en definitiva, la gente debe desear verlo, oírlo, estrechar su mano, abrazarlo, tocarlo, sentirlo para percibirlo. Este deseo es un buen parámetro de medición para saber si nuestra estratégica de imagen está funcionando adecuadamente.

Siempre debe mostrar un carácter resistente, dinámico, propositivo. Si quiere tener éxito en política debe aprender a soportar la crítica, el chisme y la intriga y todos los comentarios negativos que sus adversarios depositaran en su persona, en la de sus amigos y en la de su propia familia. Es un talento el manejar el humor sin convertirse en un patio o comediante de tercera, no caiga en el falso juego de querer ganar simpatías haciendo el ridículo, más que nada muéstrese seguro, confiable, agradable, sencillo y cordial.

Aspectos sociales. El prestigio social se gana con reconocimiento, se puede ser un gran filósofo, una mujer emprendedora, culta y una gran madre de familia, pero si esta información no trasciende a la sociedad, de nada sirve.

Veracruz es la capital mundial de la política y el tiempo o se aprovecha o se desperdicia.

CD/YC

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