Ago 22, 2022 / 09:38

Promesas incumplidas y desilusiones

***Qué pasará por la mente de las personas que hacen promesas y de antemano saben que no las van a cumplir. El compromiso de decir que harán o darán algo, debería ser suficiente para que se hagan cargo de ello. De no ser así, trasmitirán desconfianza y su palabra perderá valor.

Sorprende la forma tan fácil y natural con que algunas personas asumen sus promesas. A veces da la impresión de que para ellos es como si la vida fuera un juego en el que puedes prometer cualquiera cosa, sin saber siquiera si estás en condiciones de afrontarla en el futuro. Total, nadie te obliga a cumplir nada, por lo tanto, no hay compromiso.

Sería mejor que no te prometan nada, porque asumes que algunos están muy lejos de cumplir lo que prometen. Cuando eres consciente de que esa promesa que alguien te ha lanzado, de que ese compromiso, es solo un espejismo, lo mejor es no escucharlo. No merece la pena.

Cuando se trata de cuestiones que para algunos podrían ser triviales, pero que para otros son importantes, siento que las promesas caen en desuso. Parecen perder sentido y valor, quedando en nada, en palabras que se lleva el viento, en papel mojado.

Todos hemos escuchado a los abuelos hablar sobre aquellos lejanos tiempos en los que una promesa era poco menos que un compromiso de vida o muerte. Y no hablo solo de las promesas de amor de las que, por cierto, ya tenemos asumido que son precisamente las que más dejan de cumplirse.

No importa que lo que te prometan sea algo trivial o algo muy importante, el compromiso de decir que harás o darás algo, debería ser suficiente para que te hagas cargo de ello. Y exactamente igual que puedes exigirlo a los demás, también debes exigírtelo a ti mismo cuando haces una promesa. Si no puedes cumplirla, no la realices.

En una ocasión alguien le prestó dinero a una persona y por la urgencia a nadie se le acordó de firmar algo, luego hicieron un negocio y la otra persona le dice dónde te firmo y le contesta en el mismo papel que me hiciste firmar, es decir, la palabra era más que suficiente.

Pero aún existen promesas incumplidas y desilusiones.

CD/YC

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