El 17 de marzo de 1917 Rafael Alducin prepara todo para lanzar a la circulación el día siguiente, el primer número de Excélsior. “El público acogió con cariño al recién nacido.

El hombre extraño tuvo la eficacia de esos nombres sonoros, que dan personalidad, y la ayuda oportuna de algunas plumas de gran prestigio: la del doctor Flores y la de Carlos Díaz Dufóo, que fueron más que dos plumas, dos alas que muy pronto le encumbraron”, dice Teodoro Flores en Periodismo (1937).

Rafael Alducin nació en San Andrés Chalchicomula, hoy Ciudad Serdán, Puebla, el 22 de enero de 1889, e hizo sus estudios en el colegio del Estado en la ciudad de Puebla. Inició su carrera periodística en 1912.

Fundó el automóvil en México, adquirió el semanario Revista de Revistas, fundado cinco años antes por Luis Manuel Rojas y fundó el diario Excélsior, periódico que introdujo durante su dirección el rotograbado en México en el año de 1920. A iniciativa suya se consagró el 10 de mayo como el “Día de la Madre”.

En algunos apuntes sobre la vida de Excélsior, Salvador Loredo Torres precisa que “cuando se fundó este diario el ambiente político en el país era tenso y en lo internacional se libraba la Primera Guerra Mundial”, y “La combinación de informaciones y sobre todo, el tono, se los daban en las notas un equipo de redactores con cierto prestigio, entre los que figuraban Ignacio Morelos Zaragoza, Rafael Heliodoro Valle, Oliverio Toro, Santiago André Laguna, Arnulfo Rodríguez ‘Viborillas’, Gustavo Castañares, José Serrano y otros”.

En 1923, “Excélsior voló a alturas insospechadas. Su circulación subió a cien mil ejemplares diarios”.

Teodoro Torres se preguntó en su libro: “¿Era Alducin periodista?”, y él mismo se respondió:

Colocándose dentro de una alambicada y exigente acepción de la palabra, se vería apurado quien quisiese contestar afirmativamente.

El periodista profesional reclama para sí, con una exclusividad absoluta, el título.

¿Pero cuál le vamos a dar al que funda una industria periodística, al que dirige con éxito la empresa, y de hecho “hace” un periódico? Periodista tenemos que llamarle, por más que carezca de algunos “elementos” característicos de quien se dedica a escribir en una publicación periódica.

La muerte de Rafael Alducin sobrevino en forma trágica el 29 de marzo de 1924, cuando tenía 35 años de edad.

Loredo Torres le relata del siguiente modo:

Entre sus múltiples ocupaciones tenia afición por los caballos.

Y en especial, gusto por un corcel pura sangre inglés, que fue el que montaba el 27 de marzo de 1924; salía por la puerta del bosque que da a la avenida Chapultepec, cuando el silbato de un tren eléctrico, conocido como “El Rápido de San Ángel” sonó estridentemente. El corcel se asustó y se encabritó.

El brusco movimiento del caballo tomó por sorpresa a don Rafael, quien no lo pudo dominar y cayó al suelo y se fracturó la base del cráneo. Falleció el 29 de marzo de 1924.

CD/YC