Dic 08, 2021 / 06:00

📜 Efemérides del Periodismo Mexicano: Jesús Urueta

Uno de los más notables oradores que ha tenido el país y que no escribía sino decía sus colaboraciones periodísticas, nació en Chihuahua, el 9 de febrero de 1867, y murió en Buenos Aires, Argentina, donde era ministro de plenipotenciario de México, el 8 de diciembre de 1920.

Fue licenciado por la Escuela Nacional de Jurisprudencia. Su discurso pronunciado a la velada organizada por los estudiantes de este plantel en honor a Juárez, la noche del 18 de julio de 1901 en el Teatro del Renacimiento, forma parte de la “Antología de la elocuencia mexicana” (1900-1991), de Andrés Serra Rojas.

Asimismo, tres de los discursos que dijo como diputado miembro de la XXVI Legislatura fueron incluidos por Félix F. Palavicini en los “Diputados”.

Que se ve y lo que no se ve de la cámara, (septiembre de 1931): “el pronunciado en la defensa de la legalidad, cuando el primer cuartelazo de Veracruz; el producido por defender las nuevas tarifas de los obreros en las fábricas de hilados y tejidos y aquella brillante alocución por la cual logró la subvención a los espectáculos cultos o de lujo, se aplicasen a los espectáculos populares”. Fue llamado “El príncipe de la palabra”.

Colaboró en la revista moderna; El Siglo Diez y Nueve, México nuevo, Nueva era, donde la taquigrafía le esperaba, lápiz en mano.

Don Jesús se paseaba por la estancia a grandes zancadas, consumía cigarro tras cigarro, se rascaba la palma de la mano izquierda con los dedos de la derecha y de repente… ¡zas! … ahí venía el artículo y por decir mejor el discurso… artículo que se según el caso, levantaba ámpulas, o hacia brotar lágrimas.

Su orientación se inspiraba a menudo en los recursos helénicos (por ello también le apodaban “El griego”) y participó en la época de mayor interés en el jurado popular.

(Defendió Urueta a un homicida que había dado muerte a una hermana, alegando motivos de honor).

Habló don Jesús ante el llamado tribunal del pueblo con su característica elocuencia, y tras larga deliberación los jueces dictaron un veredicto absoluto y el presunto reo fue puesto en libertad.

El público aclamó orgullosamente al defensor, y las felicitaciones le llovieron. El mismo reo, enternecido, se acercó a su defensor para darle las gracias.

-Licenciado, deme un abrazo-le dijo-

-Eso si no jovencito- repuso Urueta- usted está libre, pero usted no me abraza.

Cuando nos narró este episodio, los amigos le objetamos que era inmoral defender a un hombre a quien en conciencia creía ser culpable.

Tenéis razón - nos dijo-. Mas, para un hombre de tribuna, el jurado popular es una indispensable etapa de México, y el que no obtiene allí un éxito siquiera, no vale nada…

¡Por lo demás es seguro que no he vuelto a hacerlo, ni lo volveré a hacer.

Fue bibliotecario y profesor de la Escuela Nacional de Jurisprudencia y de la Escuela Nacional Preparatoria.

Crítico del dictador Victoriano Huerta, éste lo mandó encarcelar.

Secretario de Relaciones Exteriores (del 12 de diciembre de 1914 al 18 de junio de 1915); se le designó ministro plenipotenciario en Argentina y encargado de negocios ante el gobierno uruguayo, puestos que desempeñó hasta su muerte.

Autor de Fresa, El endriago, Alma poesía, Pasquinadas y Desenfados políticos.

CD/YC

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