Lorenzo de Zavala (Manuel Lorenzo Justiniano de Zavala y Sáenz), político, escritor, historiador y periodista, nació el 3 de octubre de 1788 en Tecoh, Yucatán, y murió el 16 de noviembre de 1836 en su hacienda de Zavala´s Point en Texas.

Político hábil e inteligente de actuación discutida. Defendió la Independencia mexicana. Diputado constituyente, partidario de Iturbide en un principio, cabeza dirigente de los yorkinos.

Gobernador del Estado de México, ministro de Hacienda, embajador de Francia. Empleó todos los recursos para ascender al poder. Postuló un liberalismo universalista que lo llevó a apoyar la separación de Texas, de la que fue vicepresidente.

Estudio en el Colegio de San Ildefonso de Mérida. Hizo en 1812 propaganda revolucionaria entre los indios de la península de Yucatán.

Fue catedrático de derecho constitucional. Se le considera un agitador, miembro de la Sociedad de San Juan, en la cual el historiador y político Jesús Reyes Heroles localizó el origen del liberalismo social que se manifestaría con Ignacio Ramírez, El Nigromante, en la Reforma, y después cobraría forma durante la Revolución mexicana. Durante tres años permanece en San Juan de Ulúa, viaja por Inglaterra, Holanda, Alemania, Bélgica. Escribe en Francia el Ensayo histórico de las revoluciones en México (1831). Representa a México en París, en 1834. Renuncia por incompatibilidad con la política de Santa Anna. “Acaba por traicionar a México, uniéndose a los separatistas texanos. Es vicepresidente de la República de Texas”, resume Julio Jiménez Rueda en Antología de la prosa en México (1931).

En 1813 los sanjuanistas instalan una imprenta comprada en Europa y Lorenzo de Zavala funda de manera sucesiva dos periódicos liberales: El Aristarco y El Redactor Meridano, órgano del ayuntamiento de Mérida, así como El Filósofo Meridano, donde polemiza con los rutineros que representaban al pensamiento conservador. Escribió también en el Misceláneo (1813-1814).

En 1820 al restablecerse la Constitución de Cádiz, fundó El Hispano Americano Constitucional. A la caída del Imperio de Iturbide colaboró en El Sol (1823), donde inició su lucha a favor del federalismo; El Correo de la Federación (1826-1830), del que fue director (1829-1830) El Fénix de la Libertad (1832-1833) y El águila mexicana, donde publicó una serie de textos que reunió en el folleto Colección de artículos selectos sobre política (1828).

Sobre la última conducta de Lorenzo de Zavala, Silvio Zavala escribe en Apuntes de la historia nacional (1975).

La independencia de Texas –irremediable tal vez aún bajo la administración de gobiernos mexicanos liberales –demuestra que Zavala no meditó bien su proyecto: Los colonos preferían unirse a su país de origen antes que “redimir” a los indohispanos de México, las razas del norte no habían dado muestras de espíritu apostólico, contra lo que don Lorenzo esperaba de ellas. Mas ¿no era éste el final lógico de un pensamiento que comenzaba por negar los valores de su historia? Zavala, como el español Mina, sacrificó a la universalidad del progreso la causa de su país. Aceptó la vicepresidencia texana y murió en esa tierra.

Lorenzo de Zavala escribió su “Autorretrato” en los términos siguientes: Zavala tiene entre otras cosas una de las mayores faltas que pueden comprometer y perjudicar a un hombre público, y es la de una condescendencia ilimitada, y una docilidad que se confunde con la inepcia y no de idea muy ventajosa de su firmeza. Si solamente usaste de esta condescendencia con lo suyo, al menos el perjuicio sería para él y su familia; pero cuando se hace lo mismo en la cosa pública, ya es un principio de grandes errores y aun de delitos. Es además, de un carácter irritable y en los primeros momentos de sus transportes obra sin miramientos, y lo que es peor, sin reflexión. Carece de esa constancia, de esa firmeza e inflexibilidad que es la consecuencia de un sistema uniforme de hábitos, de principios de lecciones metódicas sobre todos los actos minuciosos de la vida. Una especie de abandono perpetuo en la buena fe de los demás hombres, fue el escollo en que siempre se estrelló.

Fue autor de Ensayo histórico de las revoluciones de México, desde 1808 hasta 1830 (2 tomos, 1831-1832), Viaje a los Estados Unidos del Norte de América (1834} y Viaje a Holanda, Suiza y Alemania (inédito).

CD/YC